Enero 2011.
Todos los buceadores tenemos en mente la primera vez que respiramos bajo el agua. Si nos paramos a pensar en ese día, la inmediata reacción que tuvimos fue la de contar las sensaciones que vivimos. Es más, muchos de nosotros intentamos convencer a amigos y familiares para que sintieran lo mismo que nosotros habíamos experimentado. Ese acto, esa transmisión de sensaciones, esa fascinación por lo ocurrido, es el primer paso hacia el curso de instructor de buceo.
Después de pasar por los diversos cursos que nos ayudan a perfeccionarnos como buceadores (open, avanzado, especialidades varias, rescate), cuando se llega a ser Dive Master, el primer nivel de liderazgo, uno se empieza a dar realmente cuenta que se está “en el otro lado”. Un signo evidente de esto es, por ejemplo, cuando los buceadores y los alumnos con los que compartes experiencias en el centro de buceo o en la embarcación empiezan a preguntarte o a pedir consejo, situación que antes no pasaba cuando se tenían titulaciones inferiores. Guiar inmersiones, ayudar en cursos, hacer bautizos e incluso aconsejar a los buceadores es sinónimo de responsabilidad, la misma que se va a soportar, de manera mucho más clara y amplia, cuando se llega a ser instructor y se imparten cursos de buceo.
Durante todo el periodo de formación en el curso de instructor se habla mucho de este tema, responsabilidad. Concretamente y de manera más concisa en el capítulo “Gestión del Riesgo” donde se inculca que el instructor en todo momento debe velar, como premisa principal, por la seguridad del alumno.
A parte de la responsabilidad y la seguridad, hay otras muchas cosas más que aprender durante el periodo de formación. Veamos a que se enfrenta un candidato a instructor cuando decide prepararse para ello.
En un curso de formación para instructores, se pueden distinguir cuatro grandes bloques:
El “curriculu” o parte teórica, las prácticas en aguas confinadas, las prácticas en aguas abiertas y teoría del buceo.
La parte teórica es la que más se abarca ocupando un 65% del contenido total del curso, teniendo como objetivos principales: introducirse a fondo en el sistema de enseñanza a través de sus estándares, conocer todos los cursos que un instructor puede impartir y aprender más sobre el funcionamiento de la industria del buceo y sus posibilidades de negocio.
El “Currículu”, o parte teórica, comprende diversos temas como: El sistema de enseñanza, estándares generales, gestión del riesgo, marketing del buceo, comenzar a bucear, enseñanza en aguas confinadas, enseñanza en aguas abiertas y los distintos programas y cursos donde se explica como se realiza desde un bautismo hasta un complejo curso de Dive Master.
En esta parte se enseña también como preparar adecuadamente presentaciones académicas, bien en un formato sencillo como puede ser corregir una pregunta de un repaso de conocimientos, o dar de una forma completa la parte teórica de un curso. Concretamente los candidatos a instructor tienen que hacer tres presentaciones de este tipo a lo largo de su formación.
Esta fase teórica se completa con varios exámenes de control, tanto de teoría del buceo como de estándares y normas, a lo largo de todo el curso. Durante la formación de los futuros instructores, un formador coherente y motivado con el futuro éxito de sus alumnos les realizará al menos tres exámenes de cada, a fin de que el candidato esté bien preparado de cara al examen final.
La parte de aguas confinadas ocupa aproximadamente un 20% del curso, teniendo dos objetivos muy claros: refrescar las destrezas en piscina de los candidatos y enseñarles a preparar adecuadamente cualquier sesión de “confinadas” en sus futuros cursos. Dentro de la parte de piscina y casi al comienzo del curso se realiza el famoso “circuito de evaluación”. Esta prueba consiste en hacer 20 ejercicios de buceo donde el candidato debe confirmar que es poseedor de la destreza y capacidad suficiente para poder enseñar más tarde a sus futuros alumnos.
La fase de aguas confinadas comprende también cuatro presentaciones donde se simula la impartición de cursos reales con “briefings”, demostraciones, corrección de problemas y “debriefings”.
La parte de aguas abiertas, es decir, el aprendizaje en mar, tiene un solo objetivo y es entrenar a los candidatos de una forma concisa y efectiva a preparar sus futuras actuaciones en inmersiones reales. Al ya tener entrenamiento en aguas confinadas esta parte suele ser más sencilla, aunque los futuros instructores deben tomarla con mucho interés ya que en el mar, en una situación real, no se permiten fallos. Durante la formación se realizan también cuatro presentaciones al igual que en aguas confinadas, la única diferencia entre ellas, además de hacerse en el mar, es que no llevan demostración previa por parte del candidato.
El último bloque, teoría del buceo, realmente no forma parte del programa de formación. Estos conocimientos deben venir ya aprendidos del curso de Dive Master, pero en un alto porcentaje siempre se encuentran alumnos que necesitan de un buen repaso al comienzo y durante el curso. Los tres exámenes de conocimientos que se hacen durante la parte teórica sobre física, fisiología, equipo de buceo, tablas y técnicas/entorno sirven para saber el progreso de estudio que lleva cada candidato. Al ser parte del examen final, la teoría del buceo se convierte en un punto clave muy importante en el desarrollo de la formación del candidato y en el éxito del futuro examen final .
Además del contenido que hemos visto, durante la formación se hace mucho hincapié en la “actitud” que debe tener el instructor hacia los alumnos. La presencia, simpatía, amabilidad y sobre todo paciencia, son entre otros atributos, claves importantes para llegar a ser un buen instructor.
Durante los casi 12 días que pasan candidatos, staff´s y director de curso juntos durante el periodo de formación, hay un fenómeno que se suele dar en casi todos los cursos de instructor y es el compañerismo que se genera entre todos los alumnos. Realmente es admirable. Todo el mundo está dispuesto a ayudar a sus compañeros. En muchas ocasiones los alumnos que están mejor preparados se quedan después de las clases para ayudar a los que tienen algún problema. Cuando llega el momento de la verdad, el examen final, todo el mundo desea que el grupo entero pase la prueba con éxito, es decir, que todos los compañeros aprueben y lleguen a ser instructores. Si por desgracia suspende alguien, el final de fiesta no “sabe igual”, aunque mi experiencia como formador me permite decir que en un altísimo porcentaje casi todos los candidatos pasan y la alegría y la euforia reina en el ambiente.
Realmente nadie se imagina lo que es un curso de instructores hasta que no lo vive. No sería la primera vez que oigo estas frases en los cursos: “¡Ni en la facultad estudié tanto!” “¡No he pasado más nervios en mi vida!”.
El pequeño calvario por el que pasan no se puede decir que sea un sufrimiento como tal ya que están aprendiendo algo que les gusta. Es cierto que en muchas ocasiones es una situación un poco “complicada” porque muchos están fuera de sus casas, otros lo compatibilizan con sus trabajos, algunos no vienen bien preparados, bien porque no han estudiado antes o bien porque no han hecho un curso de Dive Master “en condiciones”, unos pocos son tímidos y muestran cierto respeto las exposiciones con público y algunos dejaron de estudiar hace tiempo y les cuesta otra vez ponerse con los libros. Realmente “todos” se merecen un caluroso aplauso para premiar el esfuerzo que ponen en el curso.
A parte de ese esfuerzo todavía tienen que guardar fuerzas para el Examen Final. Aquí llega el momento de la verdad… El periodo de formación es la parte de entrenamiento donde se enseña a los candidatos a ser instructores y la imparten los directores de curso y los staff´s.
El examen final es la parte de evaluación donde los candidatos tienen que demostrar todo lo que han aprendido y la realiza un examinador de Padi venido expresamente para esa “misión”. Se habla de examen pero realmente son siete exámenes por los que los candidatos tienen que pasar; teoría del buceo, estándares, circuito de evaluación, presentación en aguas confinadas, presentación en aguas abiertas, rescate y presentación de enseñanza preceptiva.
Quizá esta es la parte que pone más nerviosos a los alumnos. El verse sometidos a una evaluación durante dos días por una persona que no conocen, el examinador, realmente no les agrada mucho. Pero al fin y al cabo son nervios “superables”. Una vez que se empieza con el examen, van conociendo al examinador y se van obteniendo resultados positivos, los nervios desparecen y al final hasta se lo “pasan bien”.
De todas formas si los directores de curso han hecho bien su trabajo, dicho examen se suele pasar con nervios, pero sin problemas.
Todo esto tiene su recompensa. Una vez que eres poseedor de tu titulación de instructor tienes muchas posibilidades de encontrar trabajo. En temporada alta hay muy pocos instructores que estén en paro, por no decir ninguno. Si a tu título de instructor le sumas que sabes idiomas, tienes el título de patrón y sabes algo de informática, seguramente el trabajo no te faltará nunca.
Objetivo, valor, aguas abiertas, puntos clave, estándares, refuerzo positivo, entorno local e incluso “pizza”, son palabras que nunca olvidarán los alumnos que pasaron por un IDC o lo que es lo mismo, por el curso de instructor de buceo PADI.
Para todos los buceadores que quieran dedicarse a la enseñanza del buceo, hacer un IDC de PADI, el curso en el que está basado este artículo, es un buen camino hacia el éxito profesional, al ser PADI la certificadora más reconocida globalmente y por ser poseedora de los más altos, reconocidos y contrastados estándares de calidad en la formación de buceadores.