Marzo 2014.
Ya en 1646 el investigador experto en hipnosis animal, Giman, consideró la inmovilidad tónica en los animales como una respuesta potenciada por un miedo inducido y que reduce la capacidad de respuesta del individuo a la estimulación externa que le provoca ese miedo.
Para el biólogo francés Georges Pasteur, “es una forma de auto-mimesis” de camuflaje o mimetismo intentando hacerse pasar por muerto.
Vale, todos estamos de acuerdo en lo mismo: se reconoce la inmovilidad tónica como un estado natural de parálisis que sufren muchos animales ante una situación de estrés, peligro o amenaza.
Pero… ¿lo provoca el animal de manera voluntaria ante un estímulo o no?
Podríamos diferenciar dos tipos de inmovilidad tónica: una generada por el propio individuo y otra inducida por un agente externo.
“Me hago el muerto”
En algunos grupos de invertebrados y vertebrados, se ha visto que son ellos los que se provocan este estado cataléptico de parálisis como defensa ante un atacante: escarabajos, grillos, avispas, pájaros, zarihuellas, serpientes, …
También los hay más “listos” y se provocan a si mismos esta “pseudo parálisis” no para evitar ser cazados sino para convertirse en sigilosos cazadores. Es el caso peces depredadores como Haplochromis livingstonii, que se recuesta sobre el sedimento del fondo simulando estar enfermo o muerto (incluso cambia su coloración) y, cuando se acerca algún carroñero, se endereza y pasa de ser comida fácil a un especializado cazador.
También la naturaleza aprovecha la inmovilidad tónica como herramienta para un mayor éxito en el proceso de apareamiento. Es el caso de algunas hembras de los tiburones, entre otros animales.
“Me lo provocan”
En Nueva Zelanda y California se ha podido observar como las orcas golpean a tiburones y rayas hasta colocarles en posición invertida, induciéndoles así la inmovilidad tónica, para atacarles con mayor facilidad y poder devorarlos.
También está el caso de inmovilidad tónica provocada científicamente, esto es, provocada por los investigadores, como herramienta de trabajo. En este caso el investigador actúa como atacante y coloca en una determinada posición a la especie a estudiar (generando dolor, como en el caso de los roedores; tumbándolos sobre el vientre, en bovinos; colocándoles de cúbitolateral en gallinas; dándolos la vuelta, como a muchos pájaros…), el individuo se siente amenazado y se “hace el muerto”:
Es una técnica utilizada para: transporte, mediciones, tratamientos veterinarios, …
HIPNOTIZANDO TIBURONES
Pero la inmovilidad tónica que casi todos los buceadores conocemos es la que nos ha mostrado un maravilloso video de Cristina Zenato con tiburones grises de arrecife.
Karlos Simón ha querido seguir los pasos de Zenato pero yendo un poco más lejos: con tiburones tigre.
Cómo se podría paralizar un tiburón tigre
En el caso de los tiburones en general, se consigue la inmovilidad tónica colocándoles en posición invertida, pero no con todas las especies funciona. Tiburones limón, puntas negras, nodriza, azules, grises, … son algunos de ellos. Pero en el caso del tiburón tigre de entre 3 y 5 metros de longitud, esto no parecía muy fácil de hacer.
En investigaciones científicas se ha inducido la inmovilidad tónica de escualos con descargas eléctricas y se ha visto que el animal sufre una desorientación en su sistema sensorial que ayuda a generar el estado de parálisis sin exposición a un estrés aparentemente significativo.
Evidentemente la idea no fue provocarles descargas pero, André Hartman (sudafricano experto en tiburones) descubrió que tocando el hocico a los tiburones blancos, les dejaba en estado hipnótico durante unos segundos.
Y pensando en ese sentido que tienen los tiburones relacionado con las ampollas de Lorenzini, como órganos sensoriales especiales que detectan campos electromagnéticos, nos planteamos que al acariciarles el morro, de la misma forma que hacía André y Cristina Zenato, podría alterar ese sentido justo en la zona donde se encuentran distribuidas el mayor número de estas ampollas.
En principio no parece complicado y más con la experiencia de Karlos Simón con estos tiburones. Sólo (¿sólo?) hay que colocar las manos en el perímetro que rodea su boca y los ojos y acariciarlo con tranquilidad hasta que quede totalmente inmóvil…
Mmi experiencia en inmovilidad tónica con tigres (Marzo 2014)
Uno de los objetivos del viaje del pasado mes de marzo a la zona de Tiger Beach (Bahamas) era éste, intentar la inmovilidad tónica con la técnica que utilizaba Cristina con los grises o André con los blancos, aplicada a los tiburones tigre.
Dicho y hecho. Mi equipo de filmación (Teresa Migoya y Mateo Silvente) y yo nos sumergimos en “Fish Tale”, una inmersión muy cercana a Tiger Beach, en busca de los tiburones tigre.
Nos colocamos con la caja de cebo en medio del arenal y a los pocos minutos empezaron a llegar los tigre. Dos, tres y en algunos momento hasta cuatro, nos rodeaban. Una vez más se demostraba que esta especie de tiburón, es curiosa. La inmersión prometía…
Me decidí por el que aparentemente se prestaba más al contacto directo. Entró sin miramientos a la caja intentando morderla y ví en esta situación el momento para actuar. Le sujeté el morro con la mano izquierda mientras que con la derecha le acariciaba la zona de la boca, los ojos y los espiráculos, donde están localizadas las ampollas de Lorenzini.
Nada, el tiburón no se estaba quieto, era imposible pararle y menos inmovilizarle. Lo intenté varias veces, pero no había forma de conseguirlo.
Viendo el “éxito” obtenido, intenté incluir otro paso a la técnica: cerrarle la boca con las manos para intentar voltearle. Esta técnica se emplea con tiburones más pequeños pero no sabía si iba a ser factible con tiburones tigre…
El mismo tiburón “juguetón” volvió a entrar sin dudarlo a la caja de cebo. Abrió su enorme boca intentando morderla. En uno de sus lances, decidí cerrársela con mis manos e intenté voltearle (maniobra muy arriesgada sobre todo para la mano que queda debajo) ¡Primer intento fallido! La tiburona tigre, porque era hembra, de casi una tonelada de peso llamada desde ese día –Teresa-, no se dejó voltear para inmovilizarla.
Segundo intento. En esta ocasión mi “compañera de buceo” no dejada de dar bocados sin parar a la caja. Le conseguí cerrar la boca con mis manos, empecé a girarla sobre sí misma y… ¡Éxito! Cerró sus ojos con la membrana nictitante (o tercer párpado, con el que protegen el globo ocular al cerrarlo), se relajó, su respiración se ralentizó y se dejó llevar. En ese momento conseguí su inmovilidad y pude levantarla hasta dejarla perpendicular al fondo.
Pasados unos segundos (que se hicieron eternos) el tiburón reaccionó, empezó a agitar su cuerpo y volvió a su posición normal sin daño alguno.
¡Objetivo cumplido!, la teoría predominante de que en tiburones el estado de inversión provoca un desequilibrio fisiológico y la consiguiente inmovilidad tónica, queda demostrada también en el caso de los tiburones tigres “
El por qué de hacer estas actuaciones con tiburones
Y después de todo esto, ¿vosotros qué opináis? ¿Le tiene miedo el tiburón tigre a Karlos Simón y se hace el muerto o es el buceador quien está consiguiendo “hipnotizar” al “devorador de hombres”?
Bromas aparte, lo cierto es que Karlos ha conseguido inmovilizarle durante unos segundos, pero el objetivo no es jugar con el tiburón y acariciarle, si no, por un lado, demostrar una vez más que los tiburones no son “devoradores de hombres” y que se puede interactuar con ellos; y por otro lado, que la inmovilidad tónica puede ser una estupenda herramienta de trabajo para investigar sobre estos animales en su medio natural, sin necesidad de generarles el estrés que puede suponer el sacarles del agua, su medio natural.