Tiburones… fascinan y atemorizan a partes iguales. Una aureola de mito rodea a uno de los animales con mayor éxito evolutivo que ha poblado nuestro planeta azul. De ellos, el tigre está considerado como el segundo tiburón más peligroso para el hombre. Posee, además del funesto record de ser el que más vidas ha segado a surfistas en las playas de todo el mundo, el record de ser el ejemplar más grande capturado, incluso mayor que el más grande blanco fehacientemente documentado.
Sin dejar de ser verdad estas afirmaciones, lo cierto es que se conoce muy poco del comportamiento de los grandes tiburones y los huecos de ignorancia son rellenados sistemáticamente con una mezcla de fantasía, suposición y mitología.
De todas formas, cuando a uno se le presenta la oportunidad de bucear con tigres no puede evitar un cierto escalofrío en la nuca. Bucear con estos super-depredadores de costumbres más bien carroñeras y oportunistas, y hacerlo además sin jaula, parece algo más propio de películas hollywoodienses que de una actividad cabal.
En un libro se leía este texto: “Generalmente, es raro que un submarinista vea a esta especie tan impresionante, encuentros dirigidos con especimenes grandes de esta especie deben evitarse saliendo del agua”.
Nada más lejos de la realidad ocurre a 15 millas al Noreste de Gran Bahama, TIGER BEACH, la cuna del tiburón tigre, un bajo de arena situado a 6 metros de la superficie. La actividad con estos animales, ejemplares de hasta 5 m. es apasionante y el contacto físico con estos gigantes resulta una experiencia única en el mundo.
El briefing
Una vez en Tiger Beach, un par de horas antes a la primera inmersión, es importante atender a las explicaciones previas que da el jefe de la expedición sobre el buceo con tiburones, más aún cuando son tiburones tigre.
Dando por supuesto que todo el mundo debe estar tranquilo, principal actitud bajo el agua, se destacan en esta charla los siguientes temas:
- Descensos y ascensos. Deben ser algo más rápidos de lo habitual debido a que en superficie es donde el tigre suele tambien alimentarse.
- Capucha y guantes. Obligatorio su uso para que el tigre no confunda nuestra piel con posibles peces.
- Material oscuro. No se debe llevar traje ni aletas claras para evitar el contraste entre tonalidades negras y blancas.
- Movimientos lentos. Se recomienda moverse poco y lentamente para no llamar la atención de los animales.
- Formación en “V”. Es muy importante permanecer todos los buceadores juntos y en forma de V para tener controlada la entrada y la salida de los tigres.
- Comunicación con los buceadores. Se debe avisar con señas a los otros buceadores si un tigre se le acerca por la espalda.
- Bajo ningún concepto se debe tocar el cebo que lleva el guía. En caso de rotura de alguna de las cajas de pescado los buceadores deben alejarse lo máximo posible de ella.
- Es muy importante bajar con bastones de plástico para usarlos como barrera entre el tiburón y los buceadores.
El Wrangling
“Wrangle” en inglés significa disputa. Esta palabra extrapolada a los tigres puede tener, en principio, una consecuencia un tanto dramática. ¿Qué le podemos disputar a un tiburón tigre de 4 metros de longitud y casi 500kg.? Nada, aunque en este caso la disputa es por la comida pero de forma “controlada”.
El wrangling consiste en intentar atraer con cebo a los tiburones cerca del barco. Para ello se utiliza un cabo que en uno de sus extremos lleva atado varios pedazos de pescado y una boya pequeña. El otro extremo se hace firme en el interior del barco por si el individuo que está haciendo wrangling no es capaz de aguantar los tirones de los tiburones cuando muerden el cebo.
El wrangling es una de las partes más emocionantes del encuentro con los tigres. Los tiburones, al seguir con insistencia el cebo, se acercan a escasos centímetros del barco. En este momento, si el tiburón no suelta “la presa” y el que maneja el cabo es un poco hábil, se puede ver al tiburón cabecear de un sitio a otro, con medio cuerpo fuera del agua, intentando hacerse con el pescado. Ya sólo para ver rondar a los tiburones cerca de la embarcación o verles como siguen el cebo en superficie, merece la pena venir a Tiger Beach.
La inmersión: desafío dentro de los límites
Ocho, quizá nueve tiburones tigres merodean alrededor del barco después de estar un buen rato haciendo wrangling. Con el cebo del cabo y con cinco cajas llenas de pescado bajo el agua, los tiburones permanecen a escasos metros de la embarcación sin parar de dar vueltas. La adrenalina empieza a subir en el momento que indican que hay que saltar. El fondo está a sólo cinco o seis metros, con lo cual el descenso es muy fácil. Lo más complicado es no llamar demasiado la atención de los tiburones y sobre todo… no caer encima de ellos.
Una vez posados en el fondo con el bastón y la cámara, y en formación de “V” como el guía indicó en el briefing, los buceadores sólo tienen que estar tranquilos para tomar sus imágenes.
Los tigres, al principio un poco tímidos, dan vueltas en círculo, alejados varios metros del grupo. Se acercan y se alejan a su antojo. En el comienzo de la inmersión se suceden en tandas de dos o tres ejemplares. En algún momento, el más atrevido, entra por la boca de la “V” y se desliza suave y lentamente por el pasillo que forman los buceadores. La expectación es increíble. En estos momentos se puede contemplar al tiburón a sólo dos metros de distancia. Las cámaras comienza a dispararse, señal de que los fotógrafos empiezan a estar tranquilos.
Los tigres empiezan a estar a gusto con los buceadores. El ambiente que se “respira”, nunca mejor dicho, es de tranquilidad. En ese momento, al estar los tiburones totalmente confiados, empiezan los acercamientos extremos. Los tigres se acercan cada vez más, a un metro, a medio, incluso… contactan con los buceadores. Los impactos son leves, casi todos contra las cámaras y los bastones. Su olfateo al ras del fondo buscando el cebo es el motivo principal de estos impactos.
Ahora no paran de acercarse. Nadan muy cerca del grupo, a escasos centímetros. Hay momentos que se cuentan cinco tiburones de casi cuatro metros entre los buceadores del grupo. Sin palabras… Pasan por los laterales, por encima, por detrás, olisquean, chocan, te miran a menos de treinta centímetros. La sensación es de las mejores del mundo con tiburones.
En el momento del ascenso se mira a todos los lados. Una vez que se está seguro de que no hay ningún tigre alrededor, se comienza el “acelerado” ascenso. En pocos segundos se está en la plataforma del barco. En ese momento, cuando se ven las enormes siluetas de los tiburones a pocos metros de la superficie, uno se pregunta: “¿He estado yo ahí?”. La respuesta es si, en cuerpo y alma, pero siempre pensando que este desafío se ha hecho dentro de los límites.