El día 21 de octubre se estrena el programa Hundidos. 13 capítulos llenos de historia y aventuras de buceo en pecios.
3 Sept. 2018 – HUNDIDOS: EL NUEVO PROGRAMA DE LA 2 DE TVE SOBRE PECIOS
¡Un nuevo proyecto! HUNDIDOS… Una nueva serie sobre pecios que presentaré en La2 de RTVE. Serán trece capítulos que traerán a la pantalla imágenes submarinas de galeones, mercantes, cargueros y acorazados, hundidos por submarinos, tormentas, choques con rocas o por los efectos de las crueles guerras,…. Pecios, algunos a grandes profundidades, difíciles de encontrar, que con la suma de las inclemencias del tiempo, le dan pinceladas de riesgo y aventura a muchos de los capítulos.
En octubre tenéis una cita con La2, conmigo y con nuestro mundo submarino…
4 Sept. – PRESENTACIÓN DE HUNDIDOS EN EL FESTVAL DE VITORIA
Ya es oficial! Hoy se ha presentado en el FESTIVAL de TV de Vitoria nuestro programa HUNDIDOS de La2 de RTVE. ¡Feliz a tope! Empieza la cuenta atrás para el estreno…
7 Sept. – MI EQUIPO DE BUCEO Y EL CAPITÁN
Ya os puedo presentar al equipo de buceadores de HUNDIDOS y a nuestro capitán de barco. De derecha a izquierda: Luca Belladonna, Oscar Espinasa, Teresa Migoya, Yo, y Charly (el Capi). Detrás de las cámaras hay un fascinante equipo de otras 15 personas que sin ellos este programa no se podría llevar a cabo: director, producción, realización, guión, sonido, cámaras terrestres y postproducción. ¡Unos Cracks!
17 Oct. – ¡ESTRENO DE HUNDIDOS!
¡Por fin estrenamos nuestra serie! El día 21 de octubre, domingo, a las 19:40, en La2 de RTVE, se emite el primer capítulo de HUNDIDOS. A partir de esta fecha, si no pasa nada, tendréis cada domingo otros 12 capítulos más. ¡No te lo pierdas!
* El formato, la idea, el guión, el enfoque y la dirección de cada capítulo de Hundidos es exclusivamente responsabilidad de la productora.
21 Oct. – CAPÍTULO UNO – CARDENAL CISNEROS
Me alegra muchísimo que «El Cisneros» haya sido el primer capítulo en emitirse. De los 13 que hemos grabado, este pecio ha sido el más especial, quizás porque he podido vivir una auténtica expedición submarina en condiciones complicadas.
Aún teniendo las coordenadas facilitadas por la Armada, no fue fácil encontrarlo en los 70m de agua donde descansa. Pensad que si el ancla cae a 15 o 20 metros del pecio, con la falta de visibilidad y sin la luz que había, podíamos haber dado al traste con la búsqueda. Y eso es casi lo que pasó en la primera inmersión. El agua estaba a 10 grados, el ambiente era totalmente fantasmagórico y todo lleno de rocas puntiagudas que te despistaban cuando intentabas buscar una silueta del barco con los focos. Ahí abajo, a 70 metros, además de que no hay mucho tiempo para buscar, los pensamientos se ralentizan no teniendo mucha lucidez para saber para donde ir. Miras a un lado y a otro y te preguntas: ¿Para donde coño voy? ¡Está todo oscuro! ¡Hace un frío de pelotas! ¿Esa sombra será el barco o será esa otra? ¿Bajo más y me salgo del plan o subo un poco por encima de esas agujas?
Por suerte o por instinto, como dice el narrador, cogí el camino acertado en contra total del que estaba tomando mi compañero Luca. Vi un sombra muy confusa que me parecía «un poco distinta» a una roca y decidí coger ese rumbo. Si hubiera tomado otra dirección, no hubiéramos encontrado El Cisneros.
Sinceramente no sabía que parte del barco era, pero estaba claro que no era una roca. Fijándome un poco más en el fondo vi que había restos de hierros retorcidos. No os podéis imaginar la alegría que sentí cuando vi aquello: ¡Lo he encontrado! ¡Es el pecio! Aunque seguro que la alegría máxima fue, por si alguno no lo sabe, para los que realmente encontraron este barco hundido hace poco más de 12 años: los buceadores Jose Manuel, Juan y Unai, a los que le debemos este gran descubrimiento.
De todas formas tuve una satisfacción absoluta por haber encontrado el pecio, aunque truncada un poco en esa primera inmersión por el poco tiempo que lo pudimos disfrutar y aún más porque en la segunda inmersión no lo pudimos ver: «¡El fondeo se había movido! Cegados por volver a bajar, nadie comprobó de nuevo las coordenadas, ni el Capitán. Una putada mayúscula… La cara de tonto que se te queda cuando ves que no está el barco, después de haber planeado perfectamente el recorrido y haber marcado el objetivo de encontrar los cañones, es total.
Pero amigos y amigas, como se suele decir, quien la sigue la consigue, así que había que intentarlo. Eso sí, había un alto riesgo de no fondear en el mismo sitio e irnos con las manos vacías. Podéis decir: «no pasa nada, se pueden hacer muchas inmersiones más». Cierto es, pero entraba ya mal tiempo, no hay que olvidar que estábamos en Galicia, y además teníamos que seguir ruta para grabar más barcos hundidos.
Como habéis visto, en la tercera inmersión lo encontramos. Bajar, buscar de nuevo y dar con él, fue increíble. Yo iba como un ratón olisqueando el rastro de queso. Miraba para todos los sitios en busca de «mi queso»: los cañones. A esa profundidad y con esas condiciones os aseguro que no es fácil distinguir bien las cosas. Hay mucho hierro, muchos tubos y muchas cosas confusas. Pero allí estaba, un pedazo de cañón que salía de su torreta. ¡Qué pasada y que alegría! No os podéis imaginar lo que sentí cuando lo vi. El cañón del Cisneros estaba ahí mismo. «Un cañonaco» enorme para nosotros solitos. Ahora tocaba buscar más. Estaba claro que no íbamos a encontrar los otros nueve, pero había que buscar algún otro. Y así fue, vimos otros dos más de igual porte que el primero. ¡Grandioso!
Dejar El Cisneros y volver a la superficie, fue, por un lado una gran pena, quería seguir buscando para encontrar más cosas, pero por otro, una alegría enorme, quería salir ya para contarle a nuestros compañeros que lo habíamos encontrado y que los cañones «eran nuestros». Como dije al final del programa, fue un privilegio bucear en este pecio, vivir esta aventura y sentirme por un momento parte de este barco.
28 Oct. – CAPÍTULO DOS – SOLWAY (Ver capítulo)
El objetivo de este capítulo era encontrar los restos del Solway, un barco de vapor que se hundió en los peligrosos bajos de Baldaio en 1843.
En la primera inmersión parecía imposible hallar el pecio entre tanta laminaria. Podíamos haberlo intentado en invierno, donde esta alga prácticamente es inexistente, pero seguro que nos habríamos encontrado con los típicos temporales de Galicia. Además la grabación de la serie era en verano, así que no teníamos más opción que buscar entre la laminaria «veraniega»…
Como habéis visto en la pantalla, intentar buscar algo entre esa jungla era casi imposible. Durante la búsqueda yo tenía claro que era buscar una aguja en un pajar, todo estaba lleno de algas, algunas de más de cuatro metros. Ver ese paisaje desde arriba de la laminaria era muy impactante, me parecía estar viendo el Amazonas a vista de pájaro.
Menos mal que tuvimos la ayuda de Tono, el dueño de buceo Malpica, que desde aquí le mando un fuerte abrazo. Sin él, que fue realmente el que descubrió el Solway hace un par de años, hubiera sido casi imposible dar con este pecio.
Aún así, ver con mis propios ojos estos restos, fue muy emocionante: el perchero, la vajilla, el ojo de buey lleno de camarones, no gambitas como dije en su momento y el eje de las palas. Sinceramente es un «puntazo» poder hacer estas inmersiones, vivirlo en persona y también poder enseñaros los restos de un barco hundido a través de la pantalla.
4 Nov. – CAPÍTULO TRES – SKYRO (Ver capítulo)
Antes de contar nada sobre este capítulo, quiero destacar la hazaña que hizo Ángel Erostarbe para sacar la plata del Skyro. Ni más ni menos que 50 inmersiones en solitario tuvo que realizar para poder llevar a la superficie todo ese cargamento, ¡y más en esa época! Un hacha este buzo vasco.
Este pecio fue descubierto en 2015 por el equipo de buceadores de «Solo Pecios». Aún así, y teniendo las coordenadas más o menos exactas de donde yacía, no fue sencillo dar con los restos del Skyro. Buscar con la sonda para ver si en ese fondo de 50m levantaba algo que nos pudiera indicar que era el barco, no era muy alentador. Lo repito más de una vez, fondear a 50m o más y dar con un barco, y más como este que tiene sus restos esparcidos, es «muy jodido».
Como habéis visto, en la primera inmersión nos topamos con la red y nos quedamos casi sin tiempo para buscarlo y en la segunda, tuvimos la suerte, además de la pericia de Charly, de acertarle de lleno. He de decir, y esto que quede entre nosotros, que no tenía mucha fe cuando vi la sonda porque no indicaba claramente nada. Os juro que creía que el Skyro no estaba debajo nuestra. Y si, el capi le dio de lleno, además también de Teresa que cuando bajo con el ROV dio con él a la primera.
Fue impresionante ir descubriendo restos del barco a medida que íbamos buceando: un ancla, otro ancla, la máquina y por fin, los lingotes de plomo. ¡Qué flipe! Había cientos. Aunque el agua estaba «fresquita», aún con traje seco, sí, lo se, soy un poco friolero, mereció al 100% bucear en los restos del Skyro y poder llevarlos a La2 de RTVE.
11 Nov. – CAPÍTULO CUATRO – THORDISA o «El Carbonero» (Ver capítulo)
El Thordisa es sin duda uno de mis pecios preferidos de los que hemos grabado en Hundidos. Es imponente. La visibilidad que tuvimos y la gran cantidad de vida que acoge, lo han puesto en mi lista de top-pecios.
Este vapor italiano de 88 metros de eslora, construido en 1888, fue torpedeado por el submarino alemán U-35 que comandaba Lothar von Arnauld de la Perière en octubre de 1917. No nos fue difícil localizarlo en las coordenadas conocidas, sabiendo que es frecuente bucear en este pecio con los clubs y centros de buceo de Cabo de Palos.
Como habéis visto en el capítulo, la primera inmersión fue realmente alucinante. Mi sensación viendo la proa desde la arena sólo podría describirla con ‘impresionante’ o ‘imponente’. Al avanzar de proa a popa, la vida marina me tenía tan alucinado como el mismo Carbonero: meros, morenas, anthias… ¡brutal!
Para la segunda inmersión las olas no nos lo ponían nada fácil, teniendo en cuenta que el objetivo de la inmersión era penetrar, y sobre todo, filmar, así con tanta «mar», hubo que posponer y volver a puerto.
El tercer día las condiciones en superficie parecían mejores, pero como se deja claro en la conversación entre Luca, Oscar, Teresa y yo, más o menos dramatizado en la producción, la seguridad siempre es lo primero, así que debíamos tener mucha precaución bajo el agua.
Por suerte, la visibilidad y las condiciones eran muy buenas y pudimos hacer la penetración en proa sin mayor problema, inspeccionando cada zona que nos dio tiempo en la inmersión, rodeados siempre de cientos de peces, hasta que encontramos los proyectiles almacenados en popa. No sabemos si son los usados por el cañón o estaban siendo transportados, casi mejor así… que El Carbonero guarde ese misterio y esa grandeza debajo del agua.
18 Nov. – CAPÍTULO CINCO – STANFIELD (Ver capítulo)
¿Qué puedo decir del Stanfield? Un mítico entre los míticos de Cabo de Palos. Un «pedazo» de barco hundido que merece sin duda un hueco enorme en esta serie. Realmente es un orgullo como español que soy que este pecio esté en nuestras aguas y se pueda bucear en él.
En el capítulo que habéis visto se cuenta prácticamente todo con mucha claridad, aunque… parece que sigue la duda si chocó contra el bajo o fue torpedeado por un submarino. No me mojé mucho en el capítulo pero ahora si lo hago, yo opino que chocó contra el bajo. Seguro que mi gran amigo Miguel Angel estará en contra mía pero es mi juicio… jajaja.
En este capítulo y todos los del Mediterráneo, menos el del Sirio, que ya llegará, como veis llevo un traje húmedo de 5mm. Preferí pasar un poco de frío en el fondo a casi «morir» de calor en superficie con el traje seco. Eso si, cuando llegábamos a las primeras paradas de descompresión y el agua estaba ya a 22/24 grados, lo agradecía infinitamente.
Ha sido un gustazo bucear en este barco y compartir con vosotros las imágenes que hemos grabado. Hacer inmersiones en el Stanfield es un verdadero placer. Aprovecho para darle las gracias a todos los entrevistados sobre todo a mi amigo Miguel Angel que nos dio mucha y valiosa información sobre este pecio.
25 Nov. – CAPÍTULO SEIS – DOM PEDRO (Ver capítulo)
Una historia con muchas víctimas donde se muestra lo peligroso que es confiarse cuando uno navega por aguas gallegas. Sin ir más lejos, en este capítulo podéis ver que en nuestro primer intento de llegar al Dom Pedro el mar no nos deja. Al salir del abrigo de la ría las olas eran cada vez más altas haciendo imposible el poder bucear.
Me gusta mucho la historia que se narra, te transporta totalmente a esa época. Yo mismo me sorprendí al escuchar a los entrevistados de como se organizaban estos viajes trasatlánticos, sobre todo la enorme diferencia entre la primera clase y la tercera y también los distintos objetivos que tenía la gente: diversión y por otro lado una nueva vida en otro continente.
Hablando de la parte de buceo, puedo decir que para mi fue una de las peores inmersiones que recuerdo del programa, si no la peor, la más incómoda. Había bastante corriente, mar de fondo, llevaba una máscara nueva, la cual no paraba de empañarse y mi lumbar mal trecha se hacía notar en cada minuto de la inmersión. Creo que todo esto se refleja de una forma clara en mi forma de bucear. Puedo recordar con mucho cariño las inmersiones en Galicia, pero justo las del Dom Pedro… no.
Anclas, calderas, mosaicos casi intactos, botellas de champán y otros restos de este pecio que os mostramos en el capítulo superan cualquier problema mío y ponen en la pantalla una vez más lo increíble que es estar delante de un barco hundido.
Por último destacar la intervención de Teresa en la recuperación del ROV. ¡Ya era hora de que se mojara! 😉 Junto con Charly, se lanzaron sin pensarlo a por el robot submarino trayéndolo sano y salvo de nuevo a la superficie.
¡Gracias Teresa por tu gran labor durante todo el programa!
2 Dic. – CAPÍTULO SIETE – COILA (Ver capítulo)
Batallas, espías, Primera Guerra Mundial… Una profundidad muy asequible de entre 30 y 35 metros. Y un pecio de nada menos que 112 metros de eslora. Repito: 112 metros de eslora.
El Coila se dirigía al norte y queríamos averiguar si el torpedo venía de alta mar o venía desde el lado de la costa. Esto aclararía si el submarino U64 estaba en aguas españolas, a pesar de haberse declarado España como País Neutral.
La primera inmersión nos deja bastante desilusionados, sobre todo a mi. Si os soy sincero, yo pensaba que no era el Coila. Pensaba que nos habíamos equivocado de pecio. Realmente no es el barco hundido que esperábamos, al menos yo. Sólo vimos una parte de «un pecio» que salía de una nube a unos 30 m de profundidad. Viendo esa estructura, sin popa ni proa, era muy complicado determinar si era el barco que buscábamos.
Pero el que la sigue la consigue, y en la segunda inmersión, a la pocas horas de la primera, ¡Eureka! (guiño a nuestro barco…). El Coila se ve totalmente desde los 20 metros. Desapareció la niebla y apareció todo el barco. ¡Gigante! El timón y la hélice está en perfecto estado. Me hubiera quedado mucho más rato disfrutando de ese momento, os aseguro que recordaré siempre la imagen de la popa con esa «pedazo de hélice», pero teníamos que terminar de filmar. Avanzamos hasta proa, poco a poco, hasta dar con el ancla, igualmente enorme, y aún engarzada a la cadena.
Nuestro tiempo se termina sin poder despejar la duda de dónde vino el torpedo, si desde aguas españolas o desde alta mar, pero aun así, un pecio no sólo para recordar, sino para volver y disfrutar.
9 Dic. – CAPÍTULO OCHO – SERPENT (Ver capítulo)
En este capítulo pude comprobar el auténtico «clima» de Galicia. La lluvia estuvo presente durante todos los días de rodaje y aunque uno tiene claro que el buceo significa mojarse, siempre es más apetecible tener un poco de sol previo a la inmersión que una lluvia intensa.
Situaciones climatológicas aparte, la historia del Serpent no me dejó indiferente. Solo el hecho de pasear justo enfrente de donde se produjo el naufragio y estar en el cementerio de los ingleses, me produjo una sensación estremecedora.
El barco se hundió a pocos metros de la costa, en Punta do Boi, unos bajos terribles cuando el mar está bravo. Yo no paraba de mirar desde tierra hacia los bajos para intentar imaginarme lo que pasó ese día, ese barco destrozado y ese gente muriendo. Por eso era tan importante para mi encontrar algún resto del pecio para así poder hacer un homenaje «particular» a las víctimas del naufragio.
Con suerte, con mucha suerte, y diría más, con infinita suerte, los encontramos. Pocos restos, ínfimos comparados con el tamaño del barco, pero con un valor incalculable para nosotros. Antonio, el pescador/buceador que nos llevó en su barca, nos dijo que el llevaba buceando en ese zona toda la vida y nunca jamás había encontrado nada. En cuanto metí la cabeza en el agua me di cuenta de la dificultad, la laminaria era la reina del lugar, así que parecía imposible encontrar nada, pero… al final, como dije antes, tuvimos mucha suerte. Suerte o vista de lince por parte de Luca, que fue el que realmente vio los restos… 😉
16 Dic. – CAPÍTULO NUEVE – CAVOUR (Ver capítulo)
Quizás alguno piense que los fallos de la sonda y el gps son «inventados». Pues no, aquí dejo constancia de que todo fue real, fallaron tal cual sale en el programa, por lo que todo indicaba que el Cavour realmente era un barco gafe, un barco maldito, pero para nosotros en el fondo… no fue así.
Poco tengo que decir sobre este episodio, las imágenes hablan por si solas. Lo que pude ver y sentir en la segunda inmersión, esa niebla, ese paisaje, ha sido uno de los espectáculos más fascinantes que he vivido bajo el agua en toda mi vida. Volábamos literalmente por encima de una nube, similar a cuando vas en avión a 10.000m. ¡La pasada!
Por mil razones ha sido una satisfacción haber grabado este serie y la razón mil una, ha sido la segunda inmersión en este pecio, el Cavour.
Desde mi web le doy las gracias a Oscar Espinasa, nuestro cámara submarino, por haber captado tan bien las imágenes de la niebla. Mil gracias también a los cámaras terrestres, que nunca hablo de ellos. Plasman perfectamente todo lo que pasa en cada capítulo: Ernesto, Miguel y Raúl.
Y por último, gracias a mi amigo Castellví por su ayuda y colaboración. Fue un placer tenerte con nosotros… 😉
23 Dic. – CAPÍTULO DIEZ – MARDINIAN (Ver capítulo)
Toda la costa alicantina está llena de pecios. Barcos que fueron hundidos sobre todo durante la Primera Guerra Mundial, muchos a manos de submarinos alemanes, como fue el caso del Mardinian.
Bucear en pecios de 100 años o más y contar su historia os aseguro que es algo fascinante. Hace que las inmersiones cobren aún más sentido. No solo bajas a ver, bajas a reecontrarte con ese momento, con el hundimiento, e intentas sentir lo que pasó en ese instante, tanto del lado de los tripulantes del barco como los del submarino que les atacó. Por eso fue muy impactante poder visitar el submarino S61 – Delfín – , para poder vivir casi de primera mano lo que suponía ir en un sumergible como este en busca de un objetivo bien claro, en este caso, el Mardinian.
Y hablando de objetivos, todavía es más apasionante hacer una inmersión de este tipo si tienes eso, un objetivo a cumplir. El nuestro era encontrar una prueba de que este barco era un mercante artillado. La prueba era clara: encontrar un cañón.
Y así fue, en la popa del pecio estaba, pero os aseguro que no fue nada fácil encontrarlo, o mejor dicho, dar con él. La visibilidad en la tercera inmersión era muy mala, tan mala, que cuando llegamos a la cubierta del barco era muy muy difícil determinar el camino correcto. Sabíamos que teníamos que ir a la popa, pero… ¿Donde estaba la popa? Tomando algunas referencias que me sonaban de la primera inmersión y cruzando los dedos, decidí coger una dirección. Fui siguiendo el perfil del barco hasta llegar a una zona totalmente colapsada, era un amasijo de hierros envueltos en una visibilidad de no más de dos metros. Cuando el tiempo de fondo nos indicaba que casi teníamos que regresar, me dirigí hacía la mitad del barco, entre babor y estribor, y… saliendo casi de la nada allí estaba. ¡EUREKA! Habíamos encontrado el cañón.
Teresa, Luca, Oscar… es un placer bucear con vosotros.
30 Dic. – CAPÍTULO ONCE – SIRIO (Ver capítulo)
Un pecio con una de la historias más dramáticas que hemos emitido. Se habla de casi 240 víctimas aunque parece que el número real supera las 500. Bucear en estos fondos, en estos restos llenos «muerte», sinceramente… es escalofriante. Cuando vi las botellas de vino en el fondo, pensé en los momentos previos a la colisión. Seguro que había pasajeros disfrutando de esa bebida o quizás estaban a punto de hacerlo. Para muchos, ese vino quedó sólo en eso, un deseo o un pensamiento. Minutos más tarde… murieron ahogados.
Me gustó bucear en el Sirio, pero más por su historia que por los restos hallados. Otros barcos hundidos me han gustado más, estaban «más enteros», aunque de este pecio destaco dos cosas: una, las penetraciones y la navegación interior, ver las cuadernas casi intactas fue una pasada. Dos, ver el ancla con toda su cadena extendida, vigilando en el límite del cortado como observando por donde estaba el resto del barco.
No fueron inmersiones fáciles. Las corrientes de Palos y la situación de este barco que está partido en dos, hicieron que se nos complicara la descompresión y la navegación hacia él. Si no conoces la zona, os aseguro que no es fácil encontrarlo: proa, popa y ancla, cada cosa por un lado. Por eso desde aquí quiero darle las gracias a nuestro guía, Angel, antiguo alumno mío e instructor del centro de buceo Planeta Azul, al que también doy las gracias por su colaboración, es especial a mi amigo Miguel Angel Gallego.
6 Enero – CAPÍTULO DOCE – PARTICIPATION (Ver capítulo)
Este fabuloso pecio fue una incorporación de última hora en el rodaje de Hundidos. Su historia, ubicación y profundidad, hicieron que Robert decidiera meterlo también en nuestra andadura por Levante, decisión muy acertada porque aunque lo disfrutamos poco por la mala visibilidad, fue un barco precioso de bucear.
Me gustó mucho su proa llena de vida y su conservación en general. El barco está prácticamente entero. Pero lo que más me gustó de las inmersiones que hice, fue la búsqueda de los parabanes. Después de 100 años en el fondo hay muchos cosas del pecio que no se distinguen bien, y más si no son muy grandes. Encontrar restos de dos parabanes, sobre todo la mitad casi intacta del segundo, fue muy emocionante. Marcarse estos retos/objetivos en una inmersión a 60 m y cumplirlos, me llena de satisfacción.
Disfruté mucho grabando este capítulo. Alicante, en este caso Villajoyosa, es un pueblo que me encanta visitar, más aún cuando voy a ver a mis amigos de Ali-sub, en concreto a Terencio, el cual, como visteis en la entrevista, nos contó muchas cosas acerca del Participation. Desde mi web, os doy las gracias, en concreto a ti, amigo mío, por la ayuda prestada.
Para finalizar, decir que la visita de los GEAS fue algo casual, vinieron a hacer una inspección rutinaria y se encontraron con nuestras cámaras. Como no podía ser de otra forma, todo estaba en regla: barco y buceo, así que pasamos unos minutos con ellos confirmando una vez el buen trabajo que hacen.
13 Enero – CAPÍTULO TRECE (Último) – MAGDALENA (Ver capítulo)
Este capítulo, el número 13, significa el final de la serie HUNDIDOS, al menos de la primera temporada… Hoy, 13 de enero, cuando estaba viendo este capítulo, un sentimiento lleno de emoción me recorría el cuerpo. Repasaba cada minuto de grabación, cada inmersión, cada rato vivido en estos dos meses y medio de trabajo. Además, justo este capítulo, el Sta. María Magdalena, fue el primero que grabamos. En esos días en Viveiro (Galicia), empezaba la aventura de HUNDIDOS.
El pecio que habéis visto en este episodio significó mucho para mi. Es cierto que fue a muy poca profundidad, con mala visibilidad y con muy pocos restos del barco pero cargado de ilusión por este proyecto. Compartía esta aventura televisiva con mis grandes amigos Luca y Oscar y con mi pareja, Teresa, haciendo realidad un sueño que tenía desde hace muchos años. ¿Qué más podía pedir?
Hoy poco puedo decir más. Hablaría del pecio pero no me salen mucho las palabras. Me quedo con muchas cosas del Magdalena, pero hay una muy especial: mi primer entrevista a Mercedes, una mujer sensacional.
Solo me queda dar las gracias a todos los telespectadores por seguirnos, gracias de verdad, y gracias a todo el equipo que ha hecho posible esta serie.
¡Hasta pronto!